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El Libro del ejercicio corporal y de sus provechos (Sevilla, 1553), contribuyó en gran medida al redescubrimiento del cuerpo humano en el Humanismo renacentista español, consecuencia lógica de la secularización del pensamiento en la interpretación de la realidad humana que en esta época tiene lugar. Ello derivará, inevitablemente, en un interés por la conservación de la salud corporal y el mantenimiento de un buen nivel de eficiencia física; preocupación por otra parte ya antigua, y que arranca de los mismos orígenes de la medicina clásica griega, fielmente representada por la Escuela Médica de Cos.
Cristóbal Méndez, como buen humanista, realizará una perfecta interpretación de las claves de la ciencia médica clásica -hipocrática y galénica fundamentalmente- en la búsqueda de un equilibrio estable -el famoso concepto aristotélico del mesotes (justo medio)- entre las "sex res non naturales", que el galenismo posterior agrupará en seis géneros: aër, cibus et potus, motus et quies, somnus et vigilia, excreta et secreta, effectus animi; o lo que es lo mismo aire y ambiente, comida y bebida, ejercicio y descanso, sueño y vigilia, excreciones y secreciones, y los cambios de ánimo.
Para el médico andaluz, el ejercicio corporal, expresión externa del movimiento humano, juega un papel trascendental en el logro de ese equilibrio. Y será precisamente el tratamiento específico que hace del ejercicio físico, lo que conferirá a su obra singularidad y el ocupar un lugar destacado en la Historia de la Educación Física.
Su identificación con la gimnasia médica galénica es tan manifiesta que, siguiendo la línea marcada por el médico pergameno, Cristóbal Méndez asumirá también el juego de pelota y el paseo como las formas de ejercicio físico más completas, en orden a su integral efecto orgánico-muscular y motivacional en el ser humano.

Palabras clave: juego | ejercicio corporal | ejercicio fisico | salud | deporte | humanismo | renacimiento

Director: Gaspar Morocho Gayo - Año de lectura: 1994