Con la conmemoración en este año 2006 del segundo centenario del comienzo de la actividad del Real Instituto Militar Pestalozziano de Madrid (1.806), es ineludible rememorar también la figura de Francisco Amorós, que dado los cargos públicos que ostentó le permitieron desempeñar un papel relevante para que el proyecto educativo del pedagogo suizo Johan Heinrich Pestalozzi se hiciera realidad en España en los comienzos del siglo XIX.
Un aspecto de la obra de Amorós que suscita interés, es conocer hasta que punto su obra, desarrollada y conocida a través de su trabajo Francia, tuvo sus bases en las experiencias previas en España, y más concretamente en el corto período de existencia del Real Instituto Pestalozziano de Madrid, y si presumiblemente constituyeron la línea medular de lo que pocos años después pondría en práctica en Francia.
Las diversas circunstancias financieras y políticas que dieron lugar al cierre prematuro del Real Instituto en 1808, en una España que vivía los preludios de una guerra, estuvieron además rodeadas de intrigas y enfrentamientos personales que protagonizaron la corta vida del Instituto, y que contó con el apoyo de los críticos a las ideas pestalozzianas. No obstante, parece deducirse que todo ello no fue suficiente para impedir un nivel de investigación e experimentación relevante, hasta el punto de servirle de referencia en diferentes apartados de su bien conocida obra: “Manuel de d’éducation physique, gymnastique et morale”, escrita muchos años después (1.830) en Francia.
Cuando en el capítulo III, del primer volumen, dedicado al desarrollo de la voz, del canto y de los movimientos que les acompañan, explica Amorós la función del ritmo y el canto en los ejercicios elementales, también subraya que va más allá de lo exclusivamente musical y moral y alcanza a la función que ejercen en los órganos respiratorios y dice (pág. 99) “hablar con la misma certeza de que ello es así, después de la experiencia en el Instituto Militar y Civil de Madrid, que he tenido el honor de dirigir bajo los auspicios de Rey de España Carlos IV”. Poco más adelante y en la misma página apostilla que “en el instituto de Madrid, del que he hablado, lo niños trabajan toda la jornada dichosos y contentos porque la música y otros ejercicios corporales, bien encuadrados con los trabajos del espíritu, hacen pasar el día rápidamente”. Incluso al explicar la aplicación concreta del ritmo a los ejercicios, nuevamente vuelve a poner como antecedente su experiencia en el Real Instituto (pág. 100) “en Madrid como en Paris, empleo los ritmos lentos y graves para las frases serias y las melodías patéticas para inspirar los sentimientos tiernos….. “
En el tomo 2, capítulo XI dedicado al “arte de saltar sin instrumentos” y concretamente en el ejercicio 27 (págs. 33 y 34), en el que explica una forma de ayudar a los niños tímidos y pequeños a dar saltos en profundidad y en longitud más allá de sus posibilidades, pone de nuevo como ejemplo un medio por el que ha obtenido resultados sin peligro y cita expresamente que “he empleado en España, en el curso de gimnástica con el Infante Francisco de Paula, y después en Paris con los Príncipes de la familia real y varios otros”
Casi al final de este segundo tomo, al exponer el capitulo XXVI dedicado a los ejercicio del trapecio que lo inicia con una severa crítica a la importancia que concede a este instrumento P.H. Clías, del que se declara su inventor, relata Amorós (pág. 276) que conoció dicho instrumento en Madrid en 1806 por medio de un viajante prusiano y lo primero que hizo fue quitarle su movilidad y fonanbulismo, por ser nocivo y peligroso sin necesidad, dándole una forma conveniente.
Una última referencia a los antecedentes del método en Madrid, es la cita que hace al Arte de dibujar y modelar (pág. 377) y que pertenecen a la gimnástica porque ellos se hacen por medio de manipulaciones y movimientos; “así que yo los comprendo en mi método y los he incluido en mi Instituto de Madrid”.
La obra de Francisco Amorós en torno a la educación física, gimnástica y moral es extensa y repleta de breves notas sobre las virtudes del método, de escritos y de informes a las autoridades civiles y militares sobre los acontecimientos que van marcando su tarea de promotor de la renovación de la "gimnastyque en France", y de otros muchos en los que se queja de los obstáculos que encuentra en su trabajo. No pocos de estos documentos se refieren a su situación personal como español exiliado y que interesarán sobre todo a los biógrafos, dado el amplio inventario de manuscritos y de cartas autógrafas que del autor se encuentran catalogados tanto en Francia como en España.
Pero sorprende comprobar las alrededor de 400 citas que se suceden a lo largo de su “Manuel de d’éducation physique, gymnastique et morale”, desde los clásicos a las procedentes de los más diferentes ámbitos políticos, militares, médicos, académicos, artísticos, educativos, editores, profesores de gimnasia, zapadores, bomberos, alumnos, etc. Con ellas no solo expone ejemplos de la bondad de su sistema, de su utilidad en el campo militar, médico, educativo y profesional, sino también refuerza sus argumentos en torno a su método y a la necesidad de la utilización de sus “máquinas e instrumentos” en las que destacó por ser un innovador y prolífico creador, lo que nos presenta a un verdadero investigador preocupado de fundamentar su método con argumentos sólidos y consistentes.
Entre estas citas, un importante número de ellas se refieren a personajes españoles y a hechos relativos a españoles o a la cultura española, que trasciende inclusive de la mera narración a propuestas concretas en sus instrumentos. Así lo recuerda cuando cita la forma de ligar las piernas a los zancos al modo de los vascos, en la utilización de la pelota como los valencianos, los vascos o los navarros y en la utilización de los guantes españoles para jugar a la pelota. En el apartado referido a los ejercicios para el desarrollo de la fuerza, dedica un apartado al lanzamiento de la barra de hierro al estilo español, en el que considera que los aragoneses y los navarros son los más fuertes. También expone sus vivencias en Burgos, Santander o Toledo, como ejemplos sobre la aplicabilidad de ejercicios de empujar (impulsión) o diciendo que los aragoneses, los valencianos los catalanes y los pasiegos son los más ágiles, los más veloces y los más fuertes de España.
Del mismo modo procede Amorós en el capítulo que dedica a la marcha cuando se refiere a la habilidad para la marcha de lado para descender pendientes peligrosas, o poniendo como ejemplo de marcha rápida y gloriosa la de los españoles de Ocaña, o los montañeses de Cataluña, de Aragón, de Valencia, de Vizcaya o de Galicia, como infatigables corredores y saltadores, o la utilidad de los ejercicios de carrera sobre piedras o estacas, como en Cataluña, Portugal o Galicia, que se encuentran para pasar los torrentes, incluso en la carrera en la montaña cita a Sierra Morena, como ejemplo del medio en el que ejercitarse en la carrera entre los arbustos. Se registran también en el tomo 2 de su manual, un importante número de citas, que por mor de la brevedad no se mencionaran, pero que reflejan con toda claridad que las vivencias y la cultura de su patria de nacimiento convivieron en él y en la realización de su obra.
Amorós, según la bibliografía española más biográfica, fue el primer gimnasiarca español (Piernavieja, 1960), un adelantado de la gimnasia moderna (de los Reyes, 1961), un autor que desarrolló su obra entre dos culturas (Madrid, Las Palmas 1988, Seminario sobre Francisco Amorós) y un funcionario al servicio de España y Francia (Fernandez Sirvent, 2005), epítetos que sin duda caracterizan la figura de Amorós y que se desprenden del conocimiento en profundidad de su obra y de la trascendencia que tuvo para el reconocimiento de la educación física y las actuales ciencias del deporte, en la sociedad. Pero sobre todo fue un innovador de la ecuación física de su época, un sistematizador de los ejercicios físicos y un gran inventor de las grandes “máquinas e intrumentos” que utilizó y utilizaron las generaciones posteriores de forma profusa.
La influencia de su método y la utilización de sus máquinas, se manifestó de forma clara y rotunda en la educación física de Francia a lo largo de casi todo el siglo XIX y con cierta notoriedad impulsó a los autores españoles que iniciaron la introducción de la educación física en España a partir de la segunda mitad de ese siglo. Son ejemplos ilustrativos de esta influencia las obras pioneras de José Mª Aparici y Biedma (1824-1894), sobre la “Instrucción para la enseñanza en los cuerpos de tropas y establecimientos militares” (1852), quien es citado por propio por Amorós en la visita que le hace junto otros militares españoles (Tomo II, pág.393) sobre la utilización en el gimnasio de Guadalajara de sus planos y la de Francisco Aguilera, Conde de Villalobos (1817-1867) con su propuesta de formación de un gimnasio en el Colegio San Ildefonso (1859).
A ambos países sirvió y dedicó sus mayores esfuerzos introduciendo y desarrollando un método de educación física, de ineludible referencia en los estudios históricos sobre el desarrollo de la educación física en Europa. La vieja propuesta de Miguel Piernavieja (1960) de crear un premio que llevara el nombre de Amorós para ensalzar las virtudes cívicas y morales del buen deportista, nuevamente reivindicada en el seminario dedicado a este autor (1988, pág. 31), parece haber tenido una tímida respuesta a nivel individual en estos casi veinte últimos años, pero sin duda falta una respuesta institucional que recuerde el mérito y el valor universal de su obra.
Referencias de interés
1) Piernavieja, M. (1960) Francisco Amorós, el primer gimnasiarca español. En Citius, Altius, Fortius. Estudios deportivos. Madrid: Comité Olímpico Español.
2) Reyes, E. (1961) Amorós, adelantado de la gimnasia moderna: su vida, su sistema. Madrid. Publicaciones del Comité Olímpico Español.
3) González, T. y Hernández, J. L. (1990) Francisco Amorós: su obra entre dos culturas. Madrid:. Instituto Nacional de Educación Física.
4) Fernández, R. (2005) Francisco Amorós y los inicios de la educación física moderna. Biografía de un funcionario al servicio de España y Francia. Publicaciones de la Universidad de Alicante. Universidad de Alicante.